El discreto encanto del 'art nouveau' en Bogotá
'Ninfhea', por Julien Causse. Jarra para agua de peltre, y florero de cristal, de Émile Gallé.
Foto: Mauricio Moreno / EL TIEMPO Una muestra exhibe piezas del movimiento nacido a finales del siglo XIX.
Escenas en las que el paisaje no solo es escenario, sino protagonista, junto a figuras humanas que fluyen armónicamente con el viento y el mar o adoptan posturas como si salieran de la naturaleza.Así son algunas de las 140 piezas que componen la exposición Art Nouveau, que se presenta actualmente en ArtNexus, de Bogotá, y que retrata este capítulo de la historia del arte, cuyo principal empeño radicó en llevar la minucia y la dedicación del artista a objetos de la vida cotidiana.
El art nouveau fue un movimiento que surgió a finales del siglo XIX y se extendió hasta 1914, aproximadamente, justo antes de la I Guerra Mundial, durante la llamada belle époque, que debe su nombre a que Europa pasaba por un periodo de paz y prosperidad.
"Esta bonanza se tradujo en que el propósito de los artistas fue puramente estético y sus obras tuvieron una función decorativa", sostiene el crítico de arte Eduardo Serrano. Con ello, los creadores tuvieron la oportunidad de trasladar ese estilo a piezas de uso habitual que hablaban del refinamiento, el buen gusto y la elegancia.
Las piezas de la muestra Art Nouveau son muy representativas de este movimiento y es la primera vez que se agruparon tantas con este fin en el país, porque las que se conservan no pertenecen a un solo coleccionista, sino a muchos que las han sabido preservar. De hecho, Carlos Alberto González, quien se encargó de la organización y la curaduría, tardó unos tres años en reunirlas, pues no solían llevarse a galerías y salas de museos, sino que se incorporaron a varias esferas de la creación, como la arquitectura, la moda y el diseño, lo cual hizo que sus paraderos fueran espacios privados.
Los objetos de la exposición pertenecen al mobiliario heredado de familias que, a comienzos de siglo, tenían un espíritu hedonista y hasta de ostentación, y accedían a ellas por encargo, mediante catálogos provenientes de Europa.
"Centros de mesa, aguateras, cajas para cubiertos, espejos, floreros, fruteros, jarras y sillas eran las piezas que adquirían con un doble propósito. Por ejemplo, una escultura de estilo art nouveau les permitía hacer gala de que la poseían y además cumplía una función práctica: era una lámpara", añade González.
Mucho se le ha criticado al movimiento una cierta frivolidad, por no reflexionar sobre la muerte, la condición humana o el sentido de la vida. "Sin embargo -opina Serrano-, a nivel creativo favoreció la línea y la asimetría e introdujo un pequeño quiebre con respecto a lo que se había trabajado anteriormente, porque no fue una fiel copia de la naturaleza, sino que introdujo leves deformaciones en la representación para sus búsquedas, a nivel de forma".
Ecos de este movimientoPresencia Colombia
Marco Tobón Mejía, oriundo de Santa Rosa de Osos (Antioquia), fue un gran representante del 'art nouveau'. Hizo gala de este estilo en la revista 'Lectura y arte', hacia 1896, y creó piezas con detalles de refinamiento. En el país, también se destacan los trabajos de Gabriel Orrego.
¿Dónde y cuándo?
En el Espacio ArtNexus, perteneciente al Museo Art Déco, hasta el 15 de julio. Carrera 8a. No. 20-17. De lunes a viernes, de 2 a 6 de la tarde.
MELISSA SERRATO RAMÍREZ
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